Análisis financiero: introducción

El análisis financiero es una herramienta diagnóstica que empleamos los inversores para conocer la realidad económica de una empresa. Consiste en la aplicación de una serie de técnicas analíticas sobre los estados financieros de una compañía con el objetivo de entender, interpretar, profundizar y proyectar la marcha y salud de su negocio.

04/06/2024
Análisis financiero: introducción

Para ser un buen analista financiero es necesario tener cuatro características: paciencia, disciplina, conocimientos y desconfianza. Paciencia porque es una labor larga que consume muchas horas de trabajo hasta se puede alcanzar una conclusión clara. Disciplina porque, debido a la enorme cantidad de información debe ser gestionada, es necesario seguir un método eficiente, ordenado y sistemático. Conocimientos porque hay que manejar con fluidez lenguaje y la arquitectura contable de países y sectores muy diversos. Y desconfianza porque no podemos obviar que la encargada de recopilar, ordenar y presentar la información financiera –es decir, la empresa analizada– es parte interesada en mostrar su mejor cara al público, aun si esta no se corresponde exactamente con la realidad de su negocio.

La complejidad del análisis financiero hace que esta materia no deje a nadie indiferente. Hay inversores que lo detestan y otros a los que nos fascina. Esta breve guía de introducción está escrita por personas del segundo grupo con el objetivo de arrojar un poco de luz sobre nuestro trabajo y, tal vez, con suerte, destapar alguna vocación temprana en el lector.

Con esta guía no pretendemos hacer un monográfico exhaustivo. Al contrario, a las personas que quieren empezar en este apasionante mundo les recomendamos que la lean teniendo cerca un libro de contabilidad de referencia. Pero sí queremos presentar una visión realista del análisis financiero que aporte unos conocimientos prácticos que completen y den sentido a los estudios teóricos más habituales.

¿Para qué sirve el análisis financiero?

En la universidad nos dijeron que las empresas publican sus estados financieros para entregar información precisa y cierta sobre la marcha de sus operaciones a inversores, acreedores, clientes, trabajadores, reguladores y otros stakeholders, con el objetivo de que estos puedan tomar sus decisiones de la forma más segura e informada posible.

Sin embargo, esta visión idílica solo es cierta a nivel teórico. Es fácil bajarse del caballo preguntando a cualquier persona que tenga una empresa sobre las ganas que tiene de informar sobre la marcha de su negocio a los grupos anteriormente mencionados. Lo normal es que quieran de los inversores y acreedores es que les presten capital, que los clientes paguen, los trabajadores trabajen, los proveedores suministren y que los reguladores y otros stakeholders les dejen lo más en paz posible. Informar no suele estar entre sus prioridades. Nos guste o no, la realidad de las empresas no es exactamente lo que nos contaron en la universidad.

Por lo que respecta a inversores y acreedores, el verdadero objetivo que persiguen las compañías publicando información contable es captar nuestro capital al menor coste posible. Es decir, que estemos dispuestos a comprar sus acciones a precios altos cuando deciden salir a bolsa o que les prestemos dinero a un tipo de interés bajo si emiten deuda. Para ello, tratarán de hinchar sus ventas, márgenes, solvencia y rentabilidad empleando a su favor la discrecionalidad permitida por la normativa contable, que no es pequeña.

¿Qué estamos diciendo? ¿Acaso creemos que los responsables financieros de las empresas son gente poco fiable? No, claro que no. En los equipos directivos de las empresas en las que invertimos y hemos invertido a lo largo de la historia de BESTINVER, hemos conocido a una enorme lista de profesionales honorables y brillantes a los que admiramos profundamente. Pero eso no quiere decir que no tengamos que entender sus incentivos. Y, no nos engañemos, a quien deben lealtad no es a los potenciales accionistas, sino a los actuales accionistas, pues estos son los que les pagan cada mes su sueldo. De hecho, nos gusta constatar antes de invertir en una compañía que la lealtad y alineación de intereses de los equipos directivos es para con sus accionistas. Al fin y al cabo, nosotros mismos ocupamos ese papel de propietarios en decenas de empresas.

Entendiendo esta realidad y asumiéndola exactamente como lo que es, los inversores profesionales realizamos el estudio de las compañías con total normalidad. Pero, este realismo también implica la necesidad de trocear contablemente cada negocio para entender lo que hay detrás de él y descubrir la cara contable más próxima a la realidad para tomar decisiones de inversión poco sesgadas. Si lo que nos contaron en la universidad fuera cierto, no haría falta el análisis financiero.

La información contable

De los párrafos anteriores se puede deducir que la principal materia prima del análisis financiero es la información contable publicada por las compañías. Dentro de esta, el documento más importante es la memoria anual pues contiene la cuenta de resultados, el balance y los estados de flujo de caja junto a sus notas explicativas. Todas ellas serán explicadas a lo largo de esta saga.

Lo realmente importante es tener en cuenta que cada uno de estos tres estados contables solo explican una parte de la verdad financiera de la empresa. Son, por tanto, verdades parciales que por separado no ofrecen una visión completa del negocio. Para llegar a la verdad total es necesario que el analista alcance una comprensión global a través del estudio de estas pequeñas realidades parciales.

¿Qué queremos decir con esto? Pues que para descubrir la información más valiosa no debemos estudiar únicamente cada estado financiero individualmente, sino investigar las conexiones que surgen entre todos ellos. Podemos decir que el análisis financiero es un proceso de estudio de la información contable que que va de lo individual a lo general empleando los puentes o nexos que unen todos los estados financieros entre sí. Esta visión trasversal se realiza mediante el uso de los ratios financieros –a los que les dedicaremos varios artículos más adelante–, que no son más que pequeños “sensores” con los que los analistas cruzamos información y nos permiten avanzar desde la realidad contable a la realidad empresarial. Pero, antes de emplear esos ratios, es necesario entender qué parte de la realidad del negocio intenta mostrar cada estado financiero.

Conclusión

El análisis financiero es una de las actividades más importantes de un analista. Su objetivo es descifrar e interpretar el lenguaje contable y traducirlo en términos de la realidad empresarial que pretende entender. Es, por tanto, una labor cualitativa que persigue la comprensión y el conocimiento y que supera ampliamente la vertiente matemática o cuantitativa con la que normalmente se presenta el análisis financiero. Con esta saga queremos dar una explicación humanista de la contabilidad, recordando que su función es reflejar la realidad de una empresa y de un negocio. Una realidad que únicamente puede ser entendida dentro de un contexto social y, por tanto, humano.

 



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