Carta a nuestros inversores
Primer trimestre 2025
Primer trimestre 2025
Ya está disponible la Carta Trimestral donde nuestros gestores explican con detalle la evolución de los mercados a lo largo del primer trimestre de 2025.
Editorial Equipo de Inversión
Estimado inversor,
Hace unos meses, en nuestra carta del tercer trimestre de 2024, dijimos que el mercado es como un adolescente furioso incapaz de controlar la frustración. De haber sabido lo que deparaban las bolsas para el inicio de 2025, seguramente hubiéramos reservado esa frase para esta carta trimestral. En apenas tres meses, la narrativa que ha guiado a las bolsas durante los últimos años ha girado 180 grados, provocando uno de los mayores cambios de posicionamiento de la historia. El 2025 ha comenzado con un brusco ajuste de los índices bursátiles globales a lo que parece un nuevo mapa económico del mundo.
Este nuevo mapa parte de un cambio de sentimiento alrededor del llamado efecto Trump. De ser considerado como el inicio de una era en la que “América volvería a ser grande otra vez”, ahora es fuente de dudas a causa de los anuncios de tarifas, aranceles y ajustes fiscales por parte del nuevo gobierno norteamericano. Unas medidas que han supuesto una drástica rebaja de las expectativas de crecimiento para el país, que han pasado de esperar una fuerte reaceleración de la economía por encima del 3%, a un leve avance en torno al 1,5%. EE. UU. ha pasado del optimismo al pesimismo en apenas tres meses.
La evolución en Europa, antigua paria de la economía mundial, ha sido exactamente la contraria. Además de un posible fin de la guerra de Ucrania, el mercado ha empezado a descontar un periodo de mayor expansión debido al enorme plan de estímulo anunciado por Alemania. Dicho plan rompe con una larga tradición de austeridad y sienta las bases para una Unión verdaderamente cohesionada por un proyecto político basado en el crecimiento y la inversión. Un posible final a 15 años de deriva estratégica que el mercado ha celebrado con entusiasmo, demostrando que solo confía en Europa si está bajo liderazgo alemán.
Las bolsas no han hecho más que adaptarse a este nuevo mapa económico, ven el que las regiones menos frugales —principalmente EE. UU.— han decidido ahorrar, y las más austeras —como Alemania— van a empezar a gastar. En consecuencia, se ha producido un brusco cambio de posicionamientos, que explica la subida del 5,18% del Stoxx 600 frente a la bajada en euros del 8,67% del S&P500, que el DAX alemán haya batido a las Siete Magníficas en casi un 60% o que haya sido el peor trimestre en más de 20 años para la bolsa estadounidense en comparación con las del resto del mundo. El péndulo del mercado ha pasado de un extremo a otro en tiempo récord.
Entre tanto ruido, conviene hacer un análisis sosegado. La realidad es que aún es pronto para estimar el impacto real que tendrán en la economía de EE. UU. las tarifas y aranceles, por un lado, y las rebajas de impuestos y la mayor desregulación, por otro. Asimismo, el control del déficit y la reducción de la deuda pública —que actualmente supera el 120% del PIB— son imprescindibles para garantizar el crecimiento de la región durante los próximos años. De forma similar, en Europa, el plan de estímulo de Alemania puede poner fin a la recesión que sufre el país y dar paso a un proceso de expansión para el resto del continente. Por tanto, respecto a los fundamentales, lo que estamos viendo a ambos lados del Atlántico nos parece positivo a medio y largo plazo.
Respecto a la valoración, los movimientos de los principales índices regionales han reequilibrado buena parte de los diferenciales que existían al comienzo del año y explicamos en nuestra anterior carta. El excesivo pesimismo que ha sacudido Norteamérica ha reducido las primas con las que cotizaban muchas de sus empresas, llevando a los múltiplos a niveles atractivos que no habíamos visto en mucho tiempo. Por su parte, en Europa las bolsas están empezando a discernir entre ganadores y perdedores en un contexto de mayor crecimiento, creando el marco adecuado para que aflore el enorme potencial de nuestras empresas europeas. La incertidumbre como la que estamos viviendo en este inicio de 2025 no es ajena para una renta variable que en casi la mitad de los años positivos que ha tenido desde 1980 —un periodo muy rentable para la bolsa norteamericana—, en algún momento del ejercicio ha pasado por correcciones de doble dígito. La volatilidad no solo es normal, sino que, también, es necesaria para que surjan buenas oportunidades.
Los bandazos que están teniendo los índices de las principales bolsas mundiales nos están permitiendo rotar las carteras. El enorme ruido y la obsesión por el corto plazo están planteando un falso dilema entre EE. UU. y Europa, que rechazamos categóricamente. Nos parece absurdo tener que elegir entre dos regiones con buenos fundamentales a largo plazo y en las que, gracias a la incertidumbre, estamos encontrando empresas de calidad a buenos precios. Por este motivo, si durante los próximos meses el mercado permanece tan emocional como un adolescente furioso, seguiremos aprovechando las oportunidades que siempre surgen en periodos de volatilidad y valoraciones atractivas.
Me despido, agradeciéndole de nuevo su confianza.
Atentamente,
Mark Giacopazzi
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